En San Juan, este año comenzará la construcción del primer yacimiento binacional, Pascua Lama, apoyado por ambos gobiernos pero criticado por pobladores de los dos lados. Utilizará diecisiete camiones con cianuro por mes. Radiografía del emprendimiento más polémico de Sudamérica.
“Más grande y contaminante que tres plantas de celulosa juntas.” Es la definición de organizaciones sociales, comunidades campesinas y entidades ambientalistas que cuestionan el proyecto minero de oro y plata Pascua Lama, de la empresa canadiense Barrick Gold, que en septiembre próximo comenzará a construirse en plena Cordillera de los Andes, parte en Chile y parte en Argentina. A diferencia de lo sucedido con las pasteras, ambos gobiernos apoyan, y defienden, el emprendimiento. Y las comunidades –de ambos países– se oponen a la instalación. El megaproyecto, publicitado como el mayor yacimiento de la región, cuenta con reservas por 20.000 millones de dólares (dos veces la deuda externa que se pagó al FMI), utilizará 17 camiones con cianuro por mes, usará
Riquezas, cianuro y drenajes ácidos
Aunque el 75 por ciento del mineral se encuentra del lado chileno, se construirán en Argentina los epicentros de la posible contaminación: la planta de procesos (donde las rocas se muelen, con enormes cantidades de polvo liberadas al aire) y el “dique de colas”, una gigantesca pileta, de
El oro y la plata se encuentran diseminados en grandes extensiones de suelo. Se utiliza un proceso de extracción llamado “a cielo abierto”, donde se dinamitan las montañas, millones de toneladas de roca se trituran y se crea una gigantesca olla de diez kilómetros de diámetro y hasta diez cuadras de profundidad. Explotan las paredes de ese hoyo y las rocas resultantes las transportan a trituración. Donde se obtienen piedras de, máximo, tres centímetros. De allí a una pileta donde se rocía con una solución de agua y cianuro (uno de los elementos más cuestionados y contaminantes)
Los puntos polémicos: las enormes cantidades de polvo en suspensión que permanecerán en la atmósfera y que aceleran la producción natural de sulfuros, que en contacto con el aire y el agua producen drenajes ácidos, con su contaminación a cuestas. Desde
Otro gran cuestionamiento hace eje en el cianuro. Según
La agricultura y el oro azul
Dos horas de micro y
Leo Fernández y Ana Medina se mudaron a Jáchal hace tres años. Y hace cuatro meses nació Camila, su primera hija. Los tres –remarcan que los tres– integran
Por la escasez de agua sufren cortes programados de riego, siete días con agua, siete días con cortes. Por ley provincial, el orden de prioridad es lógico: consumo humano, producción agropecuaria y, por último, la industria. Pero en Jáchal el orden se invierte: primero cortan al agro, luego a los habitantes y nunca a la industria. “A nosotros nos dejan sin agua y a
Según datos de la misma empresa, Pascua Lama utilizará
Además de la cantidad, la calidad del agua también es cuestionada. Las Madres Jachaleras, entidad pionera en oponerse a la minería en la provincia, aporta estudios: el agua pasó de tener 69 miligramos de arsénico por litro a tener 120 miligramos. Muy por encima de lo permitido. La minería a gran escala también es acusada de atentar contra otras formas de desarrollo (agricultura, cría de animales, turismo), ya sea por la contaminación que produce o por el agua que utiliza y deja sin recursos a las otras cadenas productivas. No es casualidad que el movimiento opositor a Pascua Lama sea tan amplio como heterogéneo: además de comunidades campesinas y organizaciones ambientalistas, incluye a partidos políticos de izquierda, grupos de trabajadores desocupados, estudiantes, comunidades indígenas, vecinos autoconvocados,
Muchos de esos actores proponen consultas populares para que las poblaciones decidan qué tipo de desarrollo prefieren (como sucedió en Esquel, Chubut, donde la población votó contra un emprendimiento minero). El único gobierno local que aceptó la propuesta fue el de Calingasta, zona de tradición agrícola. Adolfo Ibazeta, el intendente, propuso tres veces –en 2005, 2006 y en abril pasado– una consulta popular (el eje era la utilización y transporte de sustancias peligrosas en la región). Las tres veces el Tribunal Electoral (integrado por aliados del gobernador Gioja) vetó el llamado a votación.
Frontera minera
Casas bajas, humildes y blancas, castigadas por los años y el viento zonda. Un asfalto gris como calle principal, con plátanos y sauces en ambas veredas. Precordillera al oeste, clima desértico. Sol impiadoso durante el día, frío helado por la noche. Rostros curtidos, sonrisas amables de bienvenida. Todos saben que hay “gente de afuera”. Se trata del paraje llamado Tudcum (Por donde cae el agua, en idioma ancestral), un pueblo de 890 habitantes, en el departamento de Iglesia, noroeste sanjuanino, el último poblado antes de ingresar a territorio minero. El único camino que existe hacia Chile cuenta con barrera y guardias de Barrick Gold. Aunque la frontera de Argentina esté a
Rodolfo Quilpatay es nacido y criado en Tudcum. Pero nadie la conoce por su nombre, para todos es El Mota, el carpintero del pueblo y uno de los “locos” que no quiere a
–¿Cómo es trabajar para la minera?
–Para lo que es el pueblo, pagan más o menos bien. Unos 2000 pesos. Pero ojo, eh, son catorce días allá arriba (en la cordillera), en el día 15 recién bajan a la casa. Hay que dejar a la familia y arruinarse la salud allá arriba. Muchos aguantan sólo un tiempo, el frío arruina esqueletos, eh. A mí me dicen loco, pero déjeme con mi carpintería, a nadie hago mal y a nadie contamino.
Las calles de Tudcum están saturadas de enormes tachos de basura. Son de madera barnizada y tienen frases que pregonan el cuidado del ambiente. Al pie de la consigna, uno de sus impulsores: Parques Nacionales. Del lado de atrás, figura su otro financiante: “Barrick. Minería Responsable”.
Extraña sociedad, dicen algunos. Pero otros explican una relación más extraña: Pascua Lama se encuentra próxima a
–¿Cuál es el uso de oro que se extrae de este tipo de yacimientos? –preguntó Página/12.
–El 80 por ciento de ese oro es utilizado para objetos suntuosos, alhajas y joyas.
Explica César Padilla, coordinador del Observatorio de Conflictos Mineros de América latina. Y también específica las diferencias entre yacimientos mineros y las plantas de celulosa: “Las pasteras cierran, se van y la contaminación disminuye porque esa contaminación es producto del proceso. En la minería se sigue contaminando por siglos sólo por la sola existencia del enorme cráter de la mina, productor de arsénico, acidez de agua y otros metales pesados. El agua es la más afectada en ambas actividades, pero hay diferencias: en las pasteras, el río es fuente inagotable. Mientras que en las montañas el agua se agota con la desaparición de los glaciares”.
El Mota, el carpintero de Tudcum, asegura no saber de química, geología, economía ni medio ambiente, pero, mientras lija lo que será una puerta, sonríe y resume: “El oro no me lo puedo comer. Pero sin agua seguro no puedo vivir. Hasta un loco sabe qué tenemos que cuidar”.