La serie de escuetas exposiciones tenían dos objetivos claros: negar contaminación alguna –en niveles ilegales- por parte de Minera Alumbrera en el canal DP2 y desvincular a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ante cualquier revés judicial que la multinacional pueda sufrir. El principal argumento de los técnicos que los directores del Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) Rodolfo Campero y Mario Marigliano llevaron ayer a la sesión del Consejo Superior, ya era harto conocido: los efluentes que la minera arroja a la cuenca Salí-Dulce se ajustan a normativas provinciales, por ende, no hay delito. Justamente, sobre el respeto a los parámetros de contaminación fijados por el Siprosa se basó la exposición de los directores del YMAD por la UNT ante el Consejo Superior para defender una serie de estudios realizados desde el año pasado hasta mediados de este año en cuanto a la situación ambiental del canal DP2, en la localidad de Ranchillos (Cruz Alta). Allí, Minera Alumbrera arroja sus efluentes industriales emanados de la planta de secado del concretado proveniente del mineraloducto que se extiende desde Catamarca. La expectativa por las exposiciones en defensa del informe prominero fue enorme y generó un escenario atípico para una sesión del órgano deliberativo universitario. Desde temprano el patio del Rectorado se cubrió de banderas con consignas ambientalistas en repudio al vínculo existente entre la denunciada empresa minera y la UNT. El contraste entre estas manifestaciones sociales y lo expresado por los ex rectores de la UNT en el recinto alimentó la fuerte expectativa que despertó el encuentro. Es que tanto Marigliano como Campero (junto a los técnicos que expusieron) salieron a capa y espada a defender a la explotación minera en todos sus aspectos –resaltaron desde supuestos beneficios económicos hasta el máximo respeto por las leyes ambientales por parte del proyecto- que en el aire del Rectorado muchos terminaron atragantados de bronca. Malestar fuertemente condimentado con el papel casi intrascendente de la mayoría de los consejeros superiores que jamás atinaron a objetar palabra alguna de los expositores. Una fuerte pestilencia de ignorancia y complicidad invadió el recinto para incrementar el fastidio de las organizaciones sociales que esperaban, al menos, un tibio debate. Cuando muchos creían que tras la exposición de los profesionales del YMAD comenzaría el esperado debate, se optó por un camino mucho más fácil: derivar directamente el informe a una comisión especial de profesionales universitarios creada para analizar los estudios técnicos sobre el impacto ambiental en el DP2. Varios respiraron aliviados por el abrupto escape. La presencia de referentes ambientalistas de peso, de profesionales críticos de la megaminería y del fiscal general federal Gustavo Gómez –impulsor del procesamiento contra el directivo de Minera Alumbrera, Julián Rooney- entre otros, fue demasiada presión para que algún consejero se anime a respaldar semejante exhibición prominera. Por Esteban Stanich.
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miércoles, septiembre 23, 2009
La exposición prominera en el Consejo de la UNT fue pasada a comisión.
La serie de escuetas exposiciones tenían dos objetivos claros: negar contaminación alguna –en niveles ilegales- por parte de Minera Alumbrera en el canal DP2 y desvincular a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ante cualquier revés judicial que la multinacional pueda sufrir. El principal argumento de los técnicos que los directores del Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) Rodolfo Campero y Mario Marigliano llevaron ayer a la sesión del Consejo Superior, ya era harto conocido: los efluentes que la minera arroja a la cuenca Salí-Dulce se ajustan a normativas provinciales, por ende, no hay delito. Justamente, sobre el respeto a los parámetros de contaminación fijados por el Siprosa se basó la exposición de los directores del YMAD por la UNT ante el Consejo Superior para defender una serie de estudios realizados desde el año pasado hasta mediados de este año en cuanto a la situación ambiental del canal DP2, en la localidad de Ranchillos (Cruz Alta). Allí, Minera Alumbrera arroja sus efluentes industriales emanados de la planta de secado del concretado proveniente del mineraloducto que se extiende desde Catamarca. La expectativa por las exposiciones en defensa del informe prominero fue enorme y generó un escenario atípico para una sesión del órgano deliberativo universitario. Desde temprano el patio del Rectorado se cubrió de banderas con consignas ambientalistas en repudio al vínculo existente entre la denunciada empresa minera y la UNT. El contraste entre estas manifestaciones sociales y lo expresado por los ex rectores de la UNT en el recinto alimentó la fuerte expectativa que despertó el encuentro. Es que tanto Marigliano como Campero (junto a los técnicos que expusieron) salieron a capa y espada a defender a la explotación minera en todos sus aspectos –resaltaron desde supuestos beneficios económicos hasta el máximo respeto por las leyes ambientales por parte del proyecto- que en el aire del Rectorado muchos terminaron atragantados de bronca. Malestar fuertemente condimentado con el papel casi intrascendente de la mayoría de los consejeros superiores que jamás atinaron a objetar palabra alguna de los expositores. Una fuerte pestilencia de ignorancia y complicidad invadió el recinto para incrementar el fastidio de las organizaciones sociales que esperaban, al menos, un tibio debate. Cuando muchos creían que tras la exposición de los profesionales del YMAD comenzaría el esperado debate, se optó por un camino mucho más fácil: derivar directamente el informe a una comisión especial de profesionales universitarios creada para analizar los estudios técnicos sobre el impacto ambiental en el DP2. Varios respiraron aliviados por el abrupto escape. La presencia de referentes ambientalistas de peso, de profesionales críticos de la megaminería y del fiscal general federal Gustavo Gómez –impulsor del procesamiento contra el directivo de Minera Alumbrera, Julián Rooney- entre otros, fue demasiada presión para que algún consejero se anime a respaldar semejante exhibición prominera. Por Esteban Stanich.
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