miércoles, marzo 02, 2011

Techos, adrenalina y delitos ambientales...

"No lo podíamos creer, fue tremendo, todo el techo se desplomó sin previo aviso", expresó, Judith Casali de Babot, decana de la Facultad de una provincia, en una lejana galaxia, hace mucho, mucho tiempo... ¿Acaso las baldosas flojas avisan antes de salpicar?


Nota de www.prensacontrapunto.com.ar
martes, 01 de marzo de 2011

OPINIÓN | DESPIERTAME CUANDO PASE EL TEMBLOR

El lunes 28 de Febrero, aproximadamente a las 6 de la mañana, se derrumbó el techo del Anfiteatro “C” de la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad Nacional de Tucumán). El siniestro sobrevino fuera del horario de clases, y –en consecuencia- no ocasionó herido alguno. Sin embargo, este final feliz fue producto de un puro azar, ya que las autoridades de la casa de estudios en cuestión no tomaron ninguna medida preventiva, liberándose así de una posible (y severa) responsabilidad civil de forma exclusivamente contingente. Esto evidencia una preocupante negligencia en lo que atañe a la seguridad de los estudiantes y una absoluta falta de respuesta en relación con el deplorable estado en el que se encontraba –y se encuentra-, desde el punto de vista edilicio, el establecimiento. Por ContraPunto.
Judith Casali de Babot -decana de la facultad- manifestó, al ser entrevistada por La Gaceta, que “"no podíamos creer lo que veíamos. Fue tremendo, todo el techo se desplomó, sin previo aviso. Fue una suerte que ocurriera hoy porque el viernes se dictaron clases allí". No se le escapa a la propia funcionaria el hecho de que, en efecto, su intervención se redujo a una suerte. Dadas las circunstancias, podrían haberse producido incluso víctimas fatales. Por otro lado, el caracterizar un acontecimiento de este tipo como algo increíble, que adviene sin previo aviso, no sólo comporta un tácito reconocimiento de incompetencia, sino que también plantea serias dudas acerca del destino de los capitales asignados a la entidad. Idéntico discurso esbozó presuroso ante los micrófonos de Canal 10 el rector Juan Cerisola, quién además deslizó a través del secretario de planeamiento el Arq Carlos Prieto que “podría deberse al temblor del 21 de febrero pasado en la provincia” y que no habían fallas evidentes en las “inspecciones” que realizaría esa secretaria universitaria.

Cabe recordar, al respecto, que el discurso oficial de la UNT referente a los fondos que recibe de la minería contaminante se orquesta, en gran medida, alrededor de la supuesta inversión que se realiza en la propia Universidad a raíz de estos caudales. Es preciso concluir, a la luz de episodios como el de hoy, que esta presunta inversión no se ve reflejada en la calidad de sus instalaciones. ¿Será que el dinero sucio de La Alumbrera ni siquiera acaba empleándose en la propia Universidad?
En este sentido, los estudiantes –además de encontrarse hacinados y en condiciones que vulneran seriamente su derecho a una educación gratuita- corren el riesgo de ser heridos de gravedad o incluso perder la vida, y para advertir este horizonte de gravedad basta con comprobar las fotos del caso.
La UNT adoptó para sí el siguiente lema: “Pedes in terra, ad Sidera Visus” (con los pies en la tierra y la mirada en el cielo). Esta línea, que hasta el día de hoy tenía más bien poco que ver con la vida académica real en la institución, involucra ahora nuevas significaciones. Sí, es ciertamente preciso mantener la mirada en el cielo, ya que el techo puede hundirse en cualquier momento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De terror!!!