viernes, mayo 16, 2008

Bolivia contra los secesionistas


Abriendo paso al futuro
Antonio Peredo Leigue (ex - diputado nacional de Bolivia y periodista)



Algún diplomático, algo desesperanzado de comprender a Bolivia, me dijo el viernes pasado: “Por favor, den tiempo para entender lo que ocurre, antes de lanzarnos una nueva historia”. Hasta la mañana del jueves 8 de mayo, la propaganda mediática centraba en los referendos autonómicos la proyección política del país. La ilegalidad, los hechos de violencia protagonizados por la Unión Juvenil Cruceñista, el recuento de votos sin fiscalización; todo, en vez de desmerecer la consulta del domingo anterior en Santa Cruz, era usado para magnificar ese hecho. Incluso, el Senado de la República, el día anterior aprobó una resolución congratulatoria sobre tal evento.

Todo cambió al mediodía del jueves cuando, la bancada de PODEMOS, en el mismo Senado, se empeñó en aprobar el proyecto de ley sobre revocatoria de mandato para el Presidente y los prefectos; el gobierno había presentado este proyecto el año anterior, en un momento de alta tensión. El desarrollo posterior de los acontecimientos, determinó que se desestimara, por el momento, tomar ese camino; el proyecto, que ya había sido aprobado en Diputados, quedó en suspenso en el Senado sin fecha de consideración.

La bancada oficialista, sin haber tenido ningún indicio previo, reflexionó largamente sobre los motivos evidentes y ocultos que podría tener esa decisión sorpresiva. Contribuía a mayor especulación, la intención abiertamente declarada, de aprobar el proyecto sin modificaciones, pese a las objeciones que hacían antes. Pero, finalmente, los senadores del MAS acordaron aprobar el texto. Así, la ley fue aprobada por unanimidad.

Reacciones y contradicciones

Desconcertados por la situación, todos quedaron a la espera de la reacción que habría en el Palacio de Gobierno. Esa misma noche, el presidente Evo Morales, anunció que la ley sería aprobada apenas llegase a sus manos. El desconcierto cundió en los grupos de oposición; especialmente esto fue notorio entre los prefectos, que hasta poco antes veían despejado el camino para derrotar al gobierno mediante el fácil expediente de los referendos autonómicos.

Un conocido comentarista de televisión y radio, sin pelos en la lengua, dijo lo que muchos de los afectados se cuidaron de afirmar: que la convocatoria a referendo revocatorio era un arma efectiva para el gobierno.

Casi al mismo tiempo que se aprobaba la ley en el Congreso, el presidente Morales volvía a convocar a los prefectos para intentar el inicio de un diálogo que no parece concretarse, pese a todos los esfuerzos que se han hecho hasta ahora. Por supuesto, tampoco esta convocatoria será aceptada, como ya lo hicieron saber, esta vez con el pretexto de que la revocatoria cambia la situación política.

El largo tiempo de dos años

La toma de mando del presidente Evo Morales, el 22 de enero de 2006, fue un golpe del que la derecha tardó en rehacerse. Declaraciones hipócritas de convencimiento en la necesidad del cambio y sibilinas advertencias de que, las reformas, sólo podrían hacerse con el consentimiento de quienes seguían creyéndose dueños del poder, marcaron ese primer periodo que se alargó más allá de los tres meses. Cierto es que esperaban prontas desviaciones y errores fatales que (Continuar leyendo nota completa)

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